Ómicron, una nueva variante del SARS-CoV-2, fue identificada por primera vez en Sudáfrica el pasado 24 de noviembre.
Ya ha sido reportada en varios países y la evidencia preliminar sugiere que puede tener un mayor riesgo de reinfección, según la OMS.
Ómicron es una de las cinco variantes que el organismo internacional considera de “de preocupación”. Así denomina a aquellas a las que se les asocia uno o más de los siguientes cambios en tanto que afecten de forma significativa a la salud pública a nivel global:
- Hay un aumento de la transmisibilidad.
- Hay un aumento de la virulencia —la capacidad del virus de causar daño a su hospedador— o hay un cambio en la presentación clínica de la enfermedad.
- Hay una disminución de la efectividad de las medidas sociales y de salud pública o de los medios de diagnóstico, las vacunas y los tratamientos disponibles.
A esta categoría pertenecen las variantes alpha, beta, gamma y delta, identificadas por primera vez, respectivamente, en Reino Unido, India, Brasil y Sudáfrica.
Además de las “de preocupación”, están las consideradas “de interés” (VOI, por sus siglas en inglés). Se trata de aquellas cuyo genoma presenta mutaciones en comparación al virus de referencia y han sido identificadas como causa de transmisión comunitaria o detectadas en varios países.