La preeclampsia, que es un aumento de la presión arterial que pone en riesgo la
vida, es una afección enigmática. Cada año, causa la muerte de más de 70 000
mujeres en todo el mundo. Dado que los científicos no conocen sus causas,
carecen de estrategias específicas para tratarla.
El parto, el único tratamiento disponible, a menudo no es la cura ideal, según
la Dra. en Ciencias Vesna D. Garovic, nefróloga de Mayo Clinic en Rochester,
Minnesota, que ha dedicado su carrera a estudiar esta complicación común
durante el embarazo.
“Incluso después del parto, las mujeres pueden tener una presión arterial
peligrosamente alta durante muchos días o semanas”, dice la Dra. “Y siguen
corriendo un riesgo elevado de padecer enfermedades cardiovasculares y renales
décadas después”.
A través de una combinación de experimentos de laboratorio y estudios
epidemiológicos, la Dra. Garovic ha demostrado que las mujeres con preeclampsia
experimentan un estado de envejecimiento acelerado que las lleva a desarrollar
afecciones relacionadas con la edad, como ataques cardíacos, accidentes
cerebrovasculares e insuficiencias renales.
Su investigación está revelando un posible mecanismo detrás de la preeclampsia
que podría llevar a la obtención de la primera terapia diseñada para tratar una
causa subyacente de la afección. También destaca la importancia de aumentar los
exámenes de detección y el tratamiento para las mujeres con antecedentes de
preeclampsia.
La mayoría de las investigaciones sobre la preeclampsia se basan en la premisa
de que la enfermedad se origina en la placenta, el órgano que se materializa con
cada embarazo para proteger y alimentar al bebé en desarrollo. Los
investigadores creen que, en la preeclampsia, la placenta secreta moléculas en el
sistema circulatorio de la madre que causan inflamación e interfieren con la
formación de nuevos vasos sanguíneos, un proceso conocido como angiogénesis.
Se cree que estas moléculas dañinas pueden causar enfermedades sistémicas en
la persona embarazada.
La meta ha sido identificar la molécula o las moléculas responsables, dice la Dra.
Garovic.
Durante décadas, los investigadores han notado que las placentas extraídas de
embarazos de mujeres con preeclampsia a menudo mostraban signos de que
estaban envejeciendo más rápido que las placentas extraídas de los embarazos
normales: “Sin embargo, era contradictorio decir que la preeclampsia era una
enfermedad del envejecimiento cuando estábamos observando a alguien de
25 años”, dice la Dra. Garovic.
De hecho, muchas de las moléculas que se elevaban en los embarazos de
mujeres con preeclampsia eran marcadores bien conocidos de la senescencia, un
estado celular que literalmente significa “el proceso de envejecimiento”. La
Dra. Garovic teorizó que la senescencia puede ser la vía por la que algunas
mujeres desarrollan preeclampsia. Las células senescentes dejan de dividirse,
pero no mueren y no siempre se eliminan del organismo. En cambio, a veces se
acumulan en los tejidos y secretan moléculas dañinas.
Usando muestras y datos del Proyecto de Epidemiología de Rochester, la
Dra. Garovic ha rastreado varios signos de envejecimiento y senescencia tanto en
mujeres que padecen preeclampsia en el embarazo como en las que no. Junto
con los ginecólogos obstetras de Mayo Clinic, la Dra. Wendy White y
la Dra. Yvonne Butler Tobah, descubrió que las mujeres que han tenido
preeclampsia tienen una mayor cantidad de afecciones crónicas más adelante en
la vida, y las desarrollan a una edad mucho más temprana, que las mujeres sin
antecedentes de preeclampsia.
También se asoció con los expertos en senescencia celular de Mayo Clinic, el Dr.
en Ciencias James Kirkland y la Dra. Tamara Tchkonia, para demostrar que las
mujeres con preeclampsia experimentan un envejecimiento acelerado durante el
embarazo, como lo demuestra el reloj epigenético. Estos relojes epigenéticos
permiten a los investigadores calcular el envejecimiento biológico de la sangre y
otros tejidos mediante la medición de la acumulación de marcas de metilo, que
cambian con el tiempo en cualquier organismo, en cientos de sitios del genoma.
Los investigadores descubrieron que durante sus embarazos y en el momento del
parto, las mujeres con preeclampsia habían envejecido un promedio de 2,4 años
más rápido que las mujeres sin la complicación del embarazo.
La Dra. Garovic tiene la esperanza de que los nuevos medicamentos que se
desarrollan en el campo de la senescencia algún día demuestren ser seguros para
usarse durante el embarazo, lo que proporcionaría más opciones a las mujeres en
riesgo.
Incluso si no hay tratamientos específicos disponibles en este momento para
atacar las células senescentes en mujeres con antecedentes de preeclampsia, la
Dra. Garovic cree que la investigación sobre las asociaciones entre esta
complicación del embarazo y los problemas médicos futuros tendrá un gran
impacto.
Sus estudios y otros ya están dando lugar a nuevas pautas para los exámenes de
detección y el tratamiento de las mujeres en riesgo, con el objetivo final de mejorar
los resultados y salvar vidas. Por ejemplo, la Dra. Garovic formó parte de un grupo
de trabajo de la Asociación Americana del Corazón que examinaba la hipertensión
en el embarazo y escribió la declaración científica de la asociación, que pedía que
se realizara más trabajo para proteger a las mujeres de las complicaciones de los
embarazos con hipertensión y las posibles consecuencias posteriores al
embarazo.
“Con respecto a las mujeres que han tenido preeclampsia, es necesario controlar
su presión arterial, colesterol y función renal”, dice la Dra. “Debemos hacer un
seguimiento de su IMC y peso e intentar controlar sus modificaciones en el estilo
de vida y la salud a largo plazo”.